Crónica de viaje de Gerardo Elgueta

Testimonio en primera persona: Importante donación del CCPP al colegio rural Juvencio Valle

19 de Mayo de 2021

El viernes 7 de mayo de 2021, a las 7:00 de la mañana, junto con don Ronald Bown, iniciamos un viaje en automóvil, de 749 kms., hacia el sur de Chile. Concretamente, al pueblo rural aledaño a Temuco, llamado Teodoro Schmidt. Habíamos presupuestado que el viaje duraría alrededor de 7 horas. El auto estaba cargado con notebooks y tablets, destinados a ser donados a la Escuela Rural “Juvencio Valle” de esa localidad, gracias a la campaña enmarcada dentro del proyecto “ROSTROS” del Colegio Tabancura, que contó con la donación de los dispositivos mencionados, además de aportes económicos de varios cursos y familias, obtenidos gracias a la coordinación y colaboración del Centro De Padres.

En lo personal, había tenido el gusto y el privilegio de haber conocido anteriormente la Escuela “Juvencio Valle” a través de la virtualidad, en circunstancias de haber sido invitado a participar como relator, en unas jornadas de capacitación docente para sus profesoras y profesores. Gracias a estas jornadas, fui teniendo cada vez una mayor cercanía con la realidad de esa comunidad educativa, como también un mayor conocimiento de su funcionamiento, ya fuera en períodos normales o de pandemia.

El esfuerzo de sus docentes para llevar a cabo su labor, pese a tener muchos factores en contra, así como las inagotables ganas de aprender de sus estudiantes, me habían conmovido de gran manera. 

Las familias que giran en torno a este colegio son 70. De ellas sólo 20 cuentan con 1 dispositivo móvil (celular o tablet) o pantalla de algún tipo en su casa. La gran mayoría de los estudiantes no ha tenido nunca la posibilidad de manipular un dispositivo tecnológico en toda su vida. Eso que para nosotros parece ser un elemento básico, es un privilegio muy lejano de conseguir para quienes viven en este sector del país.

Cada 15 días, los docentes de “Juvencio Ovalle” recorren los anchos campos de un sector de la novena región declarado “zona roja” o de alto riesgo, en vehículos o a pie, para entregar bolsas con actividades impresas, hechas con dedicación y profesionalismo. Las bolsas de actividades incluyen un set de útiles escolares: lápices de colores y de mina, gomas, sacapuntas y reglas, para facilitar el aprendizaje de los estudiantes.

Nuestro viaje, originalmente calculado en 7 horas, pasó a ser de 15 debido a un accidente que había ocurrido en la carretera, el cual nos hizo permanecer detenidos por más de 4 horas sin poder avanzar. Con dificultad nos comunicamos con la Escuela para informarles de nuestra tardanza y para indicarles y sugerirles que no nos esperaran para recibir los equipos, debido a que llegaríamos tarde y no queríamos hacerles perder su tiempo. 

La señorita Elizabeth Cabezas, directora de la Escuela, nos hizo saber que nos esperarían hasta que llegásemos. Y así fue. Ya con el cansancio natural de un viaje mucho más largo de lo pensado, supusimos que nuestra visita a la escuela “Juvencio Ovalle” sería de entrada, saludar, conversar brevemente y partir luego a descansar.

Al llegar, nuestra sorpresa fue inmensa al darnos cuenta que no sólo nos habían esperado desde las 15 hrs. para saludarnos y recibir los equipos, sino que también habían dispuesto una hermosa escenografía, con un púlpito preparado para dar un discurso de bienvenida y agradecimiento por nuestra visita. Todo el lugar estaba adornado para recibirnos. En el fondo se podía leer esta frase: “Agradecidos. Dios les bendiga por tanto amor”.

El cansancio se fue de forma inmediata cuando vimos, además, los rostros llenos de emoción por nuestra llegada, especialmente de los 6 estudiantes mapuche de PK a 6° básico, que representaban a cada uno de los niveles de su colegio. Nunca perdieron la alegría, pese a haber esperado tanto por nuestra llegada.

Se dio inicio a una hermosa ceremonia con palabras de la Directora, entre las que destaco: “Agradecemos a Dios por la vida de ustedes. Por su generosidad, empatía y compromiso social. Su aporte a nuestra unidad educativa va a contribuir de una manera significativa al aprendizaje de los niños y niñas, al desarrollo integral de los estudiantes, que sin lugar a duda va a ser un hito que cambiará sus vidas, ya que muchos de ellos, no podrían tener acceso a ningún objeto tecnológico y que nosotros, por ser una escuela pequeña, no podemos ofrecerles a todos.”

Luego hubo una oración, dedicada a bendecir a nuestros estudiantes, sus familias, a los profesores y colaboradores del Colegio Tabancura.

Finalmente, para cerrar la ceremonia, Estrella Velásquez Huenchuqueo, alumna de 6° Básico y Presidenta del Centro de Alumnos, casi de memoria, dirigió un discurso escrito por ella:

“Quisimos venir a conocerles y agradecer por haber pensado en nosotros. Somos niños que vivimos en el campo, alejados de la ciudad y esta pandemia no nos ha dejado asistir a clases.

A nosotros nos gusta venir a nuestra Escuela porque acá aprendemos, jugamos y las tías nos quieren y cuidan.

Gracias, por pensar en nosotros.

Hoy le pido a Dios que bendiga a los niños del Colegio Tabancura, por su gesto de amor hacia nosotros”

Cuando hablamos de la Araucanía, podemos hablar de muchas cosas. Últimamente quizás de cosas negativas, relacionadas con la violencia innegable que se sufre hoy; pero no podemos generalizar, estigmatizar e ignorar a aquellos que viven trabajando seria, honrada y sostenidamente, esforzándose, anclados a su fe, para mejorar su futuro, el de sus hijos y el de su comunidad. 

Finalmente, regresamos con don Ronald a Santiago el domingo a media tarde. Esperábamos hacer un viaje sencillo, con una simple entrega de elementos tecnológicos donados, pero nuestra sorpresa fue enorme, pues nada de lo que vivimos fue simple, todo detalle que vimos fue enriquecedor, formativo, lo que nos llena de alegría. El Tabancura hizo un gran trabajo, y eso siempre vale la pena.